Ya sabes que soy de los que pienso que las preguntas que empiezan en “¿por qué?” solo traen por-que-rías y que es mucho mejor preguntar siempre empezando “¿para qué?”.  Los “¿por qué?” traen respuestas de justificación en cambio los “¿para qué?” traen la respuesta de los motivos.

Haz una simple prueba si tienes hijos. Si le preguntas “¿por qué?” puedes encontrarte en un mar de justificaciones sin sentido  tipo “porque sí”, “porque no”, “porque se hace así”, o “porque me da la gana”. En cambio si le preguntas “¿para qué?” (hizo esto o aquello) la respuesta tendrá que ser, cuanto menos, muy bien pensada ya que no valen los “para que sí” o “para que no”. Ahora tu preguntas por la finalidad de la acción.

Y precisamente aquí querías llevaros hoy, queridos lectores. ¿Te has parado a pensar cuál es el motivo principal por el cual las personas abandonan sus ilusiones a mitad de camino? ¿Conoces a alguien que no acaba nunca lo que empieza? ¿Eres tu uno de ellos? La respuesta es muy sencilla: Las personas que no acaban algo y abandonan por el camino es que se han equivocado de motivo. Es decir y dicho en una frase ya hecha: “han perdido la motivación”.

Cuando alguien pierde la motivación significa que el motivo por el cual empezó esa acción no era lo suficientemente poderoso y de peso para él/ella y para superar las adversidades e invertir una cantidad importante de tiempo y energía. Aunque la maldición de las frases hechas como la de “he perdido la motivación” nos hagan perder la consciencia de que significan realmente. Y ya se sabe, sin consciencia no nos enteramos de nada.

¿Cómo realmente saber si vas a acabar una acción cueste lo que cueste? Revisando si el motivo por el cual pasas a la acción es de importante para ti 10 sobre 10. Siempre que el motivo baje del 100% tendrás alguna posibilidad de abandonar y cuando las dificultades aparezcan tu EGO te llevará directo a la búsqueda de esa posibilidad de abandono y además te pondrá en el otro lado de la balanza mil justificaciones para cargarte de razón y abandonar sin sentimiento de culpa.

Abandonarás, encontrarás las excusas perfectas pero no habrás alcanzado tus metas. Y esto a la larga te convertirá en una persona mediocre, con baja auto-estima y en quien ni siquiera tu podrás confiar ¿Te suena el panorama?

Ahora necesito que te pongas a prueba. Cuando algo quieras convertirlo en realidad encuentra ese motivo poderoso por el cual sabrás que jamás abandonarás. Encuentra ese imán que atraiga tu energía y no puedas despegarte de esa acción. Piensa en la persona que te convertirás si lo alcanzas, piensa en el beneficio que tú personalmente recogerás de alcanzar ese propósito. Piensa si será bueno además para tus hijos, para tu entorno o para tu Misión de dejar un mundo mejor. Grábate con un cincel en la frente cuáles son tus motivaciones para alcanzar las cosas que te propones.

Y no solo eso, sino que además cuando decidas ir a por ello, haz de inmediato una acción que te comprometa. Paga la matrícula, apúntate al curso, díselo a tu entorno y que te apoyen, comenta los beneficios con tus hijos y de esta manera ya no habrá vuelta atrás. Como dice mi admirado Tony Robbins “Quema las putas naves”.

 

Hasta la semana que viene amigos.

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