Hay que reconocer que ponerse en valor tiene mala prensa y fruto de ello caemos en la tentación de obviar algo tan importante y dejamos de ponerlo en práctica. Es más, casi todos tenemos bien instaurada la creencia que ponerse en valor, sobretodo en público, es de personas soberbias y prepotentes.

Amigo mío, si quieres éxito en la vida y en los negocios es imprescindible que aprendas a ponerte en valor sin ruborizarte. Es capital que aprendes a decir el precio de tus servicios sin titubear. Y es, como no, imprescindible que mantengas siempre bien alimentada tu auto-estima.

Desde muy temprana edad se ha demonizado el hecho de admitir que hacemos tal o cual cosa de forma brillante. A todos aquellos que sin ningún temor se han puesto en valor se les ha calificado de soberbios, prepotentes y pedantes cuando el simple hecho de ponerse en valor lleva intrínseco todo lo contrario.

Ponerse en valor no tiene nada que ver con alimentar nuestro ego sino en alimentar nuestra auto-estima para poder ofrecer al mundo y a nosotros mismos nuestra mejor versión.

Nos hemos convertido en auténticos especialistas de la crítica, a ajenos y sobretodo a nosotros mismos, y hemos descuidado por completo el halago. Repito una vez más por si no te había quedado claro: “ponerse en valor es cultivar de manera necesaria nuestra auto-estima para poder ofrecer lo mejor de nosotros como seres humanos”.

La humildad, la honradez, y la honestidad no se pueden entender sin amarse a uno mismo. Y ponerse en valor es amarse a uno mismo. Así que no tengas miedo a cultivar tu auto-estima porque si tu no lo haces nadie lo hará por ti.

Tener una auto-estima sana te permite ser libre y no depender de reconocimientos externos para poder ofrecer las mejores prestaciones como persona. Cuando uno se quiere debe poner en valor aquellas cualidades que pueden servir de ayuda a muchas otras personas.

¿Te imaginas que Nelson Mandela, Steve Jobs o Jeff Bezos no hubieran activado todo su valor y su talento? ¿Sabes que nos estaríamos perdiendo todos los seres humanos si Madre Teresa o Tony Robbins no hubieran puesto todo su valor al servicio de su causa? ¿De verdad te van a hacer creer que ponerse en valor es cosa de soberbios?

Mas bien es todo lo contrario. Quienes se atreven a criticar la puesta en valor suelen ser aquellas almas mediocres de espíritu que ven saciada su falta de auto-estima calificando como inmoral que tu hayas decido decirle al mundo que pones tu talento al servicio de aquel que quiera aprovecharlo.

No te cortes, no tengas miedo, no te dejes arrastrar por esas personas que lo único que quieren es anular tu talento para que así ellos puedan igualar su falta de acción a tus dones.

Desde la humildad y la honestidad tienes que admitir que estás activando tu potencial y lo estás poniendo al servicio de una causa. ¿Hay algo más trascendental que esto?

Ser soberbio o ser pre-potente implica querer ser mejor que otro y hacerlo anulando su potencial. Ponerse en valor, en cambio, no es competir con nadie sino ofrecer a todos. Como siempre digo: “No se trata de ser el mejor sino lo mejor”. Y uno no puede ser lo mejor como ser humano y abandonar esta vida satisfecho sin antes haber puesto sus dones y sus talentos al servicio de una causa.

A partir de hoy que no te asuste decir claramente tus tarifas, que no te de miedo comentar cuanto valen tus productos a servicio, que no te aterrorice poner tus cualidades sobre la mesa, porque si tu no lo haces nadie lo hará por ti.

Ponerse en valor, hoy en día, es lo más honrado que hay. En una época donde los “valores” brillan por su ausencia, ponerse en valor y honrar estos valores es de valientes. Y no hay ningún valiente en este mundo que no haya recibido críticas.

Pero recuerda, ponerse en valor es precisamente tener la capacidad de situarse a un nivel de mayor frecuencia y mayor consciencia que la que llevan intrínsecas la crítica y la descalificación. No des ese poder a los mediocres y enseña al mundo lo que vales.

 

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