Hoy me vas a permitir que te hable desde lo más profundo de mi corazón. Y lo hago sin ego, sino por amor a lo que he vivido y quiero compartir contigo para que tu puedas también vivir lo mismo cuando sea tu momento. Cada uno a su manera, pero todo el mundo está llamado a vivir y sentir estas experiencias. Déjame que te cuente:

He tenido el gran privilegio estos pasados días de poder compartir con el gran Joe Dispenza su primer retiro espiritual de una semana de duración. Era la primera vez en todo el mundo que se llevaba a cabo y escogió España para realizarlo. Transformaba sus cursos avanzados de 4 días y los convertía en un retiro de 7 días.

Para quien no conozca al Doctor Joe Dispenza, es autor de los best sellers “Deja de ser tu” y “El placebo eres tu” entre otros libros y el utiliza la meditación para llegar a estados de consciencia elevados y tener la posibilidad de conectar con lo divino y sintonizar con nuestra elevada energía a un campo lleno de posibilidades llamado el campo cuántico.

Gracias al «trabajo» realizado durante este retiro quiero compartir contigo algo muy personal pero que a su vez, me he dado cuenta, trabajando estos años en el mundo del desarrollo personal,  que es común en muchísimas personas. En todas, diría yo. Allá va:

Todos los seres humanos en última instancia buscamos lo mismo:  Paz y Libertad. Es lo que anhelamos y lo que siempre hemos deseados. Lo único que nos diferencia es el medio que utilizamos para encontrar esto que tanto buscamos.

Mi historia empieza en una de las meditaciones que llevamos a cabo a las 5AM en el curso El Camino Real (así se llamaba). Allí pude experimentar, por fin, y por primera vez en mi vida esa sensación de plenitud, de paz y de libertad que va mucho más allá de cualquier cosa o de cualquier persona. Como el dice, debía haberme conectado a ese nuevo mundo donde no existe espacio, ni tiempo y donde las cosas son todas una misma cosa. Era eso y yo la sabía. Al fin había saboreado el elixir de lo que es la vida.

No me hacía falta nada. Y cuando digo nada es nada, ni tan siquiera mi familia. Eso es lo que más me llamó la atención. Para mi, tener la sensación de desapego hacia mi familia era una sensación tan extraña como liberadora.

Por lo que veo día a día, intuyo que muy pocas personas han podido sentir esa sensación de Paz tan sutil como efímera. Los que la han sentido dicen que después de ese sentimiento tu vida ya nunca es la misma.

 

Ahora quiero dirigirme a ti:

 

¿Hacia donde vas? ¿Qué finalidad tiene tu vida mucho más allá de cualquier logro y de nada material? ¿Quieres saber que se siente cuando estás realmente pleno?

Cientos, tal vez miles de veces y debido a mi preciosa profesión he oído a personas pedir  deseos materiales o de salud, yo el primero. Pero al final me he dado cuenta de que enmascarado detrás de todo deseo confluyen en todos los seres humanos las necesidades básicas de vivir en paz y en libertad. Pues bien , la gran noticia es que se puede alcanzar este estado sin necesidad de nada material. Es más, este estado de plenitud no lo encontrarás nunca en nada material, por mucho que lo busques allí.

Quiero aclararte, aunque si vas siguiendo mi trayectoria ya lo sabrás, que no tengo nada en contra de lo material y de vivir una vida llena de abundancia, pero la Paz y la Libertad no necesariamente están en ese camino.

Ahora, sobretodo en los tiempos que vivimos, cabe hacerse algunas preguntas básicas pero contundentes: ¿Hacia donde vamos? ¿Qué destino queremos alcanzar? ¿Cuál es nuestro propósito final?

Vivimos prisioneros de todo y cuanto hemos creado. Parece absurdo, pero así es. Vivimos sujetos a todo lo material que hemos sido capaces de fabricar, vivimos esclavos de las redes sociales, somos sumisos de algo llamado trabajo que solo nos permite cada vez tener más cosas materiales, pero que nos resta cada vez mayor paz y mayor libertad. Así de «imbéciles» nos hemos vuelto: fabricamos cosas para robarnos a nosotros mismo lo que tanto anhelamos. Que dormidos estamos.

Claro que tenemos que trabajar, somos maduros ¿verdad?. Y tenemos que trabajar porque nos guste o no nos guste vivimos en una sociedad de consumo y tenemos que alimentarnos, tener una vivienda y todas estas cosas que hemos ido desarrollando y creando con el tiempo y que nos han convertido en una especie de prisioneros sin cadena. Pero hay mucho más que esto. Nos hemos convertido en auténticas máquinas de hacer para tener y nos hemos olvidado del ser.

Ahora, en mi caso, ya conozco una energía superior a todo ello, ya he podido saborear las mieles de la Paz y de la Libertad y puedo decirte, que más allá de lo que hacemos esta lo que sentimos. Y es en esa frecuencia elevada del sentirse conectado con El Divino que reside lo que tanto buscamos. Es allí donde todo confluye para ser Uno.

No me he vuelto loco, de verdad. Y si quieres llamarme loco, tampoco me importará. ¿Sabes? Prefiero estar como una chota y volver a sentir lo que he sentido que vivir bajo los patrones de cordura que marca la sociedad.

Ahora define exactamente tu camino. Traza mentalmente una clara intención de lo que es para ti Paz y Libertad y cada día agradece a la vida que te deje caminar hacia ellos. Haz siempre alguna acción diaria enfocada a conectarte con El Divino y ríndete a la experiencia. No esperes nada, simplemente camina. Camina y encontrarás tu camino. Ese camino, es El Camino Real, título del curso de mi admirado Joe Dispenza.

Quiero dedicar este post a mis queridos, Andrés, María y Laura fuente de la energía de donde bebí y saboreé la felicidad más absoluta.

Gracias queridos, nos encontraremos en el camino.

 

Feliz camino amigos.

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