Parece que en muchas ocasiones, demasiadas, solo reaccionamos ante situaciones que nos hacen estremecer. Y es que el Universo es tan sabio que siempre nos habla en el idioma que el sabe que podemos entender.

Hace ahora una semana, la humanidad volvió a vivir uno de esos sucesos que marcan una diferencia en las vidas de las personas y que permiten ver las dos caras del ser humano. Por un lado la cara más cruel y por otro la cara del alma.

Hoy voy a centrarme en la cara del alma y no en aquella parte más cruel que es capaz de desplegar el ser humano. Hoy voy a intentar hacerte ver con los ojos del alma que debemos entender otro tipo de lenguaje para cambiar nuestros hábitos y dar más espacio a la esencia que llevamos con nosotros los seres humanos.

Como no puede ser de otra manera nos escandalizamos ante la barbarie cuando algunos “des-almados” ponen en acción lo peor que puede ofrecer un ser humano pero, curiosamente, se nos pasa por alto activar nuestra alma y lo mejor de nosotros mismos en nuestro día a día. Parece como si muchos seres humanos necesitaran este tipo de lenguaje para darse cuenta, para tomar consciencia o para, de una vez por todas, des-hacerse del lenguaje del ego.

Que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor ya lo sabemos. Lo hemos podido comprobar en multitud de ocasiones. Pero ¿cómo hacer que el ser humano saque lo mejor de sí sin necesidad de atender a situaciones dramáticas que permitan remover nuestras consciencias?

Si ante situaciones extremas somos capaces de dar lo mejor de cada uno de nosotros ¿porqué no hacerlo cuando las situaciones no sean tan exigentes? ¿Porqué no acostumbrarse a vivir con el alma al aire y que ofrecer lo mejor pase a ser la regla y no la excepción?

La mayoría nos hemos acostumbrado a vivir a una velocidad de vértigo, a pasar todo el día haciendo cosas con el objetivo final de obtener recompensas. Estamos dando todo el protagonismo a la voz de nuestro ego y solo dejamos emerger nuestra esencia cuando las situaciones son críticas.

No esperes a una enfermedad, unos atentados o una pérdida de un ser querido para poner en valor el tesoro más preciado que tenemos. Vinimos y seguimos viviendo con todo lo necesario de fábrica para vivir una vida plena y abundante. Solo la voz del ego en la que estamos envueltos y, dicho sea de paso, que solo nosotros mismos hemos fabricado no nos deja ver la verdadera esencia del ser humano.

Llegamos a este mundo sin filtros. Llegamos a este mundo siendo puro amor. Un amor que con el paso de tiempo vamos distorsionando pasándolo por los filtros del ego para ver la realidad de una manera totalmente distorsionada y a merced de nuestras extravagancias.

Nos hemos creado un mundo imaginario donde el amor al prójimo y a nosotros mismos es la excepción y no la regla. Vivimos en un mundo donde hemos fabricado grandes cantidades de competitividad, de rencor, de envidia y de celos. Todo ello fruto del miedo a nos ser suficientes o no ser aprobados por el resto de semejantes. Sin saber que formamos parte de un todo y que los demás somos nosotros mismos.

No hay nada que aprobar si vemos que formamos parte de un todo y que no somos sujetos individuales. Esta es otra de las malévolas invenciones del ego. Cuando nos vemos como seres independientes e individuales nos convertimos en personas demasiado ocupadas por ganar, por ser mejores, por demostrar, por destacar y por conservar lo que tenemos.

Nuestro ego se ha convertido en el patrono de esa vocecita que todo el día nos está hablando en nuestro interior y que nos advierte de cualquier peligro imaginario con tal de salvaguardar su integridad. El ego, sin miedo, no tendría jamás razón de ser.

Vivimos con miedo a nuestro jefe, a nuestra pareja, a nuestros compañeros de trabajo, a no publicar cada día en redes sociales, a nos ser lo suficientemente “popu” como para estar en boca de todos y esto queridos lectores nos ha llevado a entregar en vida la peor cara del ser humano.

Solo cuando ocurren sucesos que consideramos de extrema gravedad nos damos cuenta que la vida no es eso. La vida no es separación sino unidad, no es miedo sino amor, no es, en definitiva, oscuridad sino todo lo contrario. Somos seres llenos de luz y de amor.

Para, deja de competir para co-opetir, deja de ver en el otro una amenaza para ver un oportunidad. Las personas nos reflejan sabiamente en el lenguaje del Universo lo que nosotros no somos capaces de ver de nosotros mismos.

Estamos yendo, bajo mi humilde opinión, contra toda natura. No fuimos concebidos para hacer y hacer con el único fin de obtener. Esto solo son los deseos del ego. No verás a ningún ser vivo que actúe como lo hacemos los humanos. Nos estamos olvidando de que somos seres humanos, no hacedores humanos ni tenedores humanos.

Se que es una ilusión pedirte que te ocupes solo de obtener los alimentos necesarios para sobrevivir pero también debe ser una ilusión,, por ejemplo tener hijos y no saberlos disfrutar por estar todo el día trabajando. Un trabajo que, dicho sea de paso, también es una invención del ser humano.

Pero ya que hemos sido capaces de fabricar este mundo, disfrutémoslo. Tenemos todo lo necesario tanto a nivel interno como en nuestro entorno para ser felices y no nos damos cuenta de ello. Los deseos del ego han nublado por completo las necesidades del alma.

Todo lo que te hace sentir separado y escaso son invenciones de un ego fruto de los miedos más primarios. La gran noticia es que si consigues pararte, aunque solo sea para leer conscientemente este post, verás que esta vida que llevamos no es la que tocaría vivir.

Una vida que saca lo peor del ser humano como regla general no es la vida por la cual fuimos creados. La creación se hizo con la intención de vivir con “El alma al aire”. Y por mucho que nos empeñemos, tarde o temprano, volveremos al CAMINO.

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