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mayo 2018

YO CREO

By Desarrollo Personal 51 Comments

Hablemos de las creencias y hablemos de cuanto y como afectan a nuestro día a día.

Si, ya lo se, se habla y se seguirá hablando de creencias en el mundo del desarrollo personal pero te recuerdo una cosa: “No es si ya sabes algo de un tema, es si lo aplicas. Y si lo estás aplicando tampoco basta, hay que ver si lo aplicas con éxito” .

No basta con saber que son las creencias sino también hay que conocer otros detalles importantes para tener la capacidad de poder desactivar aquellas que estén condicionando negativamente tu toma de decisiones. Y es que las creencias, quieras o no, están presentes en todas y cada una de las miles de decisiones que tomamos día a día.

¿Qué son las creencias?

Las creencias son aquellas afirmaciones que creemos que son ciertas. Dicho de otra manera más académica, son aquellos principios ideológicos que conforman el carácter de una persona. Es así de simple y así de poderoso a la vez.

¿Te has preguntado alguna vez porque están tan presentes en nuestro día a día estás afirmaciones?

Es muy sencillo. Porque algo que tu crees como cierto es muy difícil de poner en tela de juicio. A las personas, por regla general, nos gusta la certeza y queremos anticiparnos a los resultados. Queremos saber que aquello que vamos a hacer será bueno para nosotros o, cuanto menos, no será malo. A partir de esas convicciones de certeza tomamos miles de decisiones diarias.

Creemos que algo es bueno o malo, positivo a negativo, divertido o peligroso, sano o nocivo y así una larga lista de afirmaciones desde donde empiezan un sinfín de juicios sobre lo que nos rodea que a su vez nos hacen tomar otras tantas decisiones que como consecuencia son los resultados que obtenemos.

¿Ves ahora porque creer algo sobre cualquier cosa es lo que nos hará tomar decisiones respecto a ello?

¿De donde vienen las creencias?

Las creencias pueden venir básicamente de 2 fuentes.

1.- Porque nuestros ancestros o algunas personas a las que hemos dado autoridad desde muy temprana edad (papas, abuelos, maestros, entrenadores) nos han dicho que las cosas son de esta manera y se deben hacer de esta otra.

Y con la creencia de que esa persona, a la que yo doy autoridad y que goza de todo mi respeto tiene la verdad absoluta, nosotros vamos creciendo y forjando nuestro carácter a la vez que tomando todas nuestras decisiones.

Al creer que las cosas son de una determinada manera y que hay que tomar determinadas decisiones respecto a esa cosa, reafirmamos que aquello que nos habían dicho es totalmente cierto.

2.- Por otro lado, las creencias pueden venir de cualquier experiencia que haya configurado en mi el mapa mental sobre esa propia experiencia.

Por ponerte algún ejemplo: Si he tenido alguna vez una mala experiencia en un vuelo transoceánico, aunque fuera para disfrutar de las mejores vacaciones de mi vida, seguramente creeré que los vuelos largos son muy peligrosos y que no están hechos para mi, que yo no soy persona de tirarse tantas horas en un avión.

¿Ves el poder de la creencias? Algo que una persona o una experiencia nos hizo creer, se convierte automáticamente en la palanca para tomar todas las decisiones futuras en ese determinada área.

Pero ¿son verdaderas o falsas las creencias?

Las creencias no son ni verdaderas ni falsas, simplemente son eso, creencias. Y al igual que crees en ellas podrías perfectamente no creer.

Recuerda una cosas muy importante: “El mapa no es el territorio”. Esto quiere decir que no necesariamente algo que tu crees sea como realmente tu crees, sino que tu lo has interpretado de la manera que alguien, en su día y con todo el amor del mundo te enseño a interpretarlo. Pero no necesariamente estás en lo cierto.

¿Todavía te preguntas si realmente influyen tanto las creencias en nuestro día a día? No solo afectan en nuestro día a día sino que el mundo se rige por las creencias que los seres humanos tenemos sobre las áreas más importantes que rigen este planeta.

Fíjate antiguamente: “los negros son esclavos”, “las mujeres solo sirven para estar en casa haciendo las tareas”, “si te portas mal irás al infierno”. Cuanto nos ha costado eliminar esto que ahora vemos como auténticas tonterías. Y lo peor es que, en muchos casos, aún no hemos podido deshacernos de algunas creencias cargadas por el diablo.

Los pilares básicos donde se asienta nuestro mundo son, ni más ni menos, pilares llenos de creencias. Pongamos algunos ejemplos mas:

La política, la religión, la educación, el sistema económico, la globalización y otros muchos temas importantes, tal y como los conocemos, son en esencia sistemas de creencias. Todas las decisiones que se toman al respecto son tomadas bajo determinados sistemas de creencias.

¿Qué hacer con tus creencias?

Lo primero que hay que hacer es tomar conciencia de cuales son las creencias que rigen tus patrones y que te hacen tomar las decisiones que tomas diariamente. Tienes que conocer cuales son esas cosas que tu das como ciertas y que te empujan a tomar las decisiones que tomas.

Una vez hecho esto hay que empezar a cuestionarse la utilidad que tienen para ti determinadas creencias. Es decir, si en determinadas áreas de tu vida, no estas obteniendo los resultados que esperabas o simplemente no encuentras la felicidad deseada, es porque estás tomando decisiones en base a unas creencias que están limitando tu potencial.

Y no solo eso, sino que además y dicho en sentido metafórico, como la creencia seguramente no es tuya sino de algún ser querido, en muchas ocasiones podrás comprobar como la creencia que domina tus decisiones en esa área donde quieres mejorar ya ni siquiera está en vigor. Está más bien obsoleta.

Y no está en vigor porque si tiras del hilo verás como, con muy pequeños matices, tus bisabuelos traspasaron ese misma creencia a tus abuelos, estos a tus padres y tus padres a ti.

En la mayoría de las ocasiones, pensar como lo hacían tus bisabuelos, y creer como creían ellos ya está obsoleto en la actualidad, simplemente porque son contextos distintos.

Ahora que ya sabes de donde nacen las creencias ya va siendo hora de que revises aquellas que está, de una manera o de otra, condicionando tus decisiones.

No suele ser fácil despojarse de una creencias porque, básicamente, es despojarse de lo que crees que es cierto. Y a nadie le gusta despojarse de la certeza. A muy pocas personas les gusta la incertidumbre.

Paradójicamente, las personas de mayor éxito y relevancia a nivel mundial son aquellas personas capaces de manejarse bien en la incertidumbre. Simplemente porque son capaces de poner en tela de juicio sus creencias y nos ser esclavo de ellas. Esto les permite adaptarse mejor a las circunstancias sin patrones pre-establecidos.

Ahora ya sabes que frases como: “jamás seré rico”, “tengo muy mala suerte”, “prefiero ser pobre pero honrado”, “si haces esto mal, Dios te castigará” y muchas otras no son ni verdaderas ni falsas, simplemente son puras interpretaciones de una realidad que ni siquiera es tuya sino que viene de muy atrás.

No pretendo que me creas, pero si que al menos no te creas tanto a ti.

Se feliz!

Y después de esto ¿Qué?

By Cosnciencia, Desarrollo Personal No Comments

Se habla mucho en estos últimos tiempos sobre consciencia, sobre iluminación y sobre felicidad sin darnos cuenta que muchas veces nos perdemos en buscar definiciones absurdas a sentimientos que son muy difíciles de concretar con palabras.

El lenguaje se ha creado para que todos podamos entendernos pero está claro que ese mismo lenguaje no alcanza, en muchas ocasiones, a describir con exactitud muchos de los sentimientos que somos capaces de sentir los seres humanos.

Y de eso quería hablarte hoy, de sentimientos. Para mí y sin que suponga ningún dogma de fe, la iluminación, la consciencia o la felicidad son estados elevados del ser humano. Y lo digo así, siendo plenamente consciente que es muy difícil explicar con palabras según que tipo de sentimientos que los seres humanos somos capaces de sentir.

Por más que nos empeñemos siempre habrá estados del ser tan elevados que las palabras no alcanzaran a definirlos. Y gracias a Dios que así es y continuará siendo por los tiempos de los tiempos ya que si ese estado del ser pleno, iluminado y consciente se pudiera condensar en una palabra algo mal estaría funcionando.

Y eso es lo que nos ocurre en demasiadas ocasiones. Queremos sentirnos de una determinada manera, perseguimos este sentimiento durante años, incluso durante toda nuestra vida sin saber que nuestro estado natural ya es lo que buscamos, aunque idealizando determinadas palabras nos hayamos perdido en la superficie y seamos incapaces de llegar al fondo.

Llevo ya algunos años en el mundo del desarrollo de las personas y tengo la gran fortuna de haber compartido grandes momentos con personas increíbles las cuales me han ayudado a crecer como ser humano y a las cuales yo también he podido acompañar en su crecimiento personal.

Y cada vez me estoy dando cuenta de algo que quiero compartir contigo:

 

“Somos aquello que tanto perseguimos ser”.

 

Nuestro estado natural nos convierte en seres sobrenaturales aunque en demasiadas ocasiones solo entendamos esto, en el mejor de los casos, a nivel intelectual.

No dejamos de hacer cosas para obtener más cosas y nos hemos desconectado de nuestro estado natural que es “simplemente SER”.

No es que ya lo llevemos todo de fábrica para ser felices o encontrar la plenitud y la felicidad, simplemente es que ya somos plenitud y felicidad porque somos puro AMOR.

Somos un amor que con el paso del tiempo parece que ha ido desconfiando de el mismo hasta ceder las riendas de la vida a su antónimo, a su opuesto en este vida, que no es sino otra emoción, otro estado del ser pero en este caso no tan elevado y no tan lleno de energía, el MIEDO.

En esencia somos energía, somos pura luz con un claro mensaje contenido en cada una de nuestras células y en nuestro ADN que es el mensaje del AMOR. Simplemente que hemos desaprendido a utilizarlo.

Y ahora tenemos una bonita tarea. Primero debemos desaprender muchas de las cosas que durante toda nuestra vida llevan enseñándonos intencionadamente mal. Debemos recuperar, y no solo a nivel intelectual, la certeza de que somos más que lo que nos han dicho que somos y que la vida, esta vida que tanto luchamos para sobrevivirla, es mucho más de lo que nos han dicho que es y no hace falta lucha alguna.

 

Si, ya lo se. Ya se que lo fácil es no creerme, pensar que me estoy volviendo loco o hacer caso omiso a estas “tonterías” espirituales pero solo quiero decirte la última cosa, aunque podría decirte muchas más y es esta:

 

“Solo existe un camino y no es el que ahora accidentalmente has creado para ser caminado. Solo existe una meta y no es nada exterior a ti sino que eres tu mismo. Solo existe un solo estado natural del SER y ese no es precisamente el estado del miedo o todos sus sucedáneos como estrés, ansiedad o angustia donde ahora moran tus sentimientos la mayor parte del tiempo. Y para acabar quiero decirte que, ni tus padres son tus padres, ni tus hijos son tus hijos, ni que nada te pertenece ya que todos formamos parte de la misma fuente, El Divino”.

Te deseo que pronto recuperes tu estado natural del ser, que dejes de perseguir objetivos para convertirte en el objetivo y espero que pronto, muy pronto, vuelvas a caminar por el camino del AMOR, el cual es el único camino que existe en realidad. De echo el AMOR, lo que somos en esencia tu, yo y todos, es el camino real.

Te dejo este video por si alguna vez en tu vida quieres conocer de alguna manera como empezar este camino. Hay muchos, pero para mi después de este, ya nunca fue lo mismo.

 

EL GRAN PROTAGONISTA

By Cosnciencia, Desarrollo Personal 62 Comments

Son algunas miles de personas los que han pasado, de una u otra manera, por alguna de nuestras conferencias, talleres, cursos o han realizado algún tipo de acompañamiento uno a uno conmigo.

Gracias a todos ellos he podido darme cuenta de algo fundamental para la plenitud y libertad humana. Todos, tú, yo y todos estamos siempre acompañados por algo que, en demasiadas ocasiones, nos impide avanzar hacia nuestra vida soñada o alcanzar grandes gestas como seres sobrenaturales que somos.

Ese algo tiene un nombre y ese nombre es EL MIEDO. El miedo, de forma consciente o inconsciente es el gran protagonistas de muchos episodios de nuestra vida.

El miedo es el gran responsable de no vivir una vida de ensueño, llena de plenitud, abundancia y libertad pero, en última instancia, tengo que decirte algo: El miedo ERES TÚ.

Tú y solo tu eres EL MIEDO ya que esta ilusión cuyo nombre es tan y tan repetido en nuestros tiempos es una simple pero poderosa proyección mental que después, convertida en sentimiento, es capaz de congelar todas nuestras ilusiones.

Este hecho, aunque parezca triste, tiene una gran noticia. Si tu creaste el miedo alguna vez en tu vida, también serás capaz de acabar con el. Si tienes la capacidad para proyectar un futuro negro hasta sentirte de la misma manera también eres capaz de pintar y dibujar en tu mente un futuro de colores y sentirte acorde a el.

Palabras como ansiedad, estrés o zona de confort hablan de lo mismo pero con distintas tonalidades y distintos calificativos. Pero todos ellos son sinónimos, en última instancia, del miedo.

¿Cuántas cosas has dejado de intentar en tu vida por miedo? ¿Cuántas veces has preferido no hacer nada por si salía mal? ¿Cuántas decisiones dejaste de tomar, aún teniendo la intuición de estar en lo cierto, por dar rienda suelta a tus miedos?

 

Pero ¿Qué es el miedo en realidad?

 

El miedo es una ilusión, es decir, una proyección mental de nuestro querido cerebro.

El miedo es una proyección futura que utiliza nuestro cerebro para prevenir cualquier desastre que nos pueda ocurrir. Pero con el agravante que esta proyección futura se basa en experiencias o creencias pasadas que reafirman que lo que queremos hacer puede salir mal.

 

Te suena: ¿Y si sale mal?

Pero….¿Y si sale bien?

Solo piensa por un segundo a cualquier persona a la que admires. Seguro que tiene unas cualidades que te han llamado la atención y han despertado en ti la admiración. Seguro que tanto las personas a las que tu admiras como a las que yo admiro tienen algo en común: “Se han enfrentado con éxito al miedo”

El miedo jamás desaparece, porque además es una emoción buena si se sabe gestionar. Cuando el miedo se vuelve un enemigo hostil es cuando te paralizar y llega la famosa “parálisis por el análisis”.

El miedo, aunque no lo creas, te ha salvado en numerosas ocasiones de grandes peligros pero el miedo solo es bueno cuando se utiliza momentáneamente. Nuestros antepasados eran amantes del miedo por que les protegía de ser atacados, comidos o avasallados pero sabían que el miedo era una herramienta momentánea y un estado pasajero de protección.

Hoy por hoy hemos convertido el miedo en nuestro compañero habitual de fatigas.

 

¿En que nos afecta el miedo?

 

Tomamos miles de decisiones diarias y en la mayoría de ellas, aunque no te lo creas, esta presente el miedo.

El miedo es bueno para alejarnos de lo que no queremos pero jamás nos acercará a nada bueno. Simplemente nos aleja del peligro.

Ahora tengo una pregunta: ¿Tu jefe es un peligro? ¿Tu trabajo es un peligro? ¿El reloj y la hora son un peligro? ¿Tu cuenta corriente es un peligro? Rotundamente no.

Pero en demasiadas ocasiones si lo hemos convertido en tal. Aunque en todas ellas es solo una invención nuestra.

 

¿Cómo nos afecta?

 

Como supondrás, el miedo tiene muchos efectos negativos tanto a nivel mental, emocional e incluso físico pero parece ser que solo nos damos cuenta cuando de verdad se manifiesta de manera abrupta y nos da un susto.

Vivir bajo las hormonas del estrés es como conducir un coche en primera marcha durante 250 kilómetros y con el gas a fondo. Tarde o temprano, nuestro motor, gripa.

 

Pero ¿cómo no vamos a tener miedo?

 

Como no vamos a tener miedo si desde que nacemos se nos dice que nuestro nacimiento es el principio de una historia vital que llegará, tarde o temprano a su final.

Como no vamos a tener miedo si desde que aterrizamos a este mundo ya se nos dice que hay una fecha de caducidad. Cualquiera vive acojonado en estas circunstancias.

Ahora no quiero entrar en más detalles porque daría espacio para un libro entero pero: “Y si se nos hubiera explicado que somos, en esencia y mayoritariamente, energía y que esta energía se encarna en un cuerpo y que cuando este cuerpo llega a su fin, esta energía continua viajando de cuerpo en cuerpo en una partida infinita”.

¿Cómo te suena? Sería mucho menos dramático todo ¿verdad? ¿Y si realmente es así?

Hoy te invito a que tomes conciencia de tus miedos. Analiza de donde vienen. Quienes, con todo su amor, te lo instalaron en tu subconsciente y que valor tiene este miedo para ti en la actualidad.

 

Reflexiona: Una persona bajo la emoción del miedo es una persona fácilmente manejable. Y tu y yo, ahora ya sí, debemos ser conscientes de ello.

Haz las cosas con prudencia pero no las hagas con miedo. Toma decisiones controladas pero valientes y dile a tu miedo, que ahora, el amor que habita en ti, es decir, tu esencia, toma el mando.

Amigos, el miedo no es real. Quien lo hace real somos nosotros. Si eres capaz de hacer real el miedo también serás capaz de hacer real el amor. Y el miedo y el amor jamás pueden convivir juntos.

 

Te quiero.