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noviembre 2016

LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO

By Cosnciencia, Desarrollo Profesional, Organizacion One Comment

Lo admito. Estoy de lleno en el estudio y puesta en práctica de esta Ley y te quiero hablar porque pienso que puede serte útil a la hora de emprender y trabajar sobre tu proyecto.

Lo primero que debo decirte es que abandones las creencias que tienes sobre el enunciado y deja fluir tu pensamiento, al menos, durante la lectura de este post. Dichos como: «trabaja duro y obtendrás resultados», «sin sacrificio no hay beneficio», «solo esforzándote llegarás donde quieras» son dichos demasiado antiguos como para asumirlos a día de hoy, al menos en un 100%. Y me explico:

La Ley del mínimo esfuerzo dice que hagamos lo que debamos hacer pero sin forzar. Es decir, hagamos todo lo que tengamos previsto hacer pero sin poner tanto el foco en el resultado y si en el placer del proceso que, dicho sea de paso, es donde debería residir la verdadera abundancia ya que es el tiempo donde pasamos más tiempo. La ley del mínimo esfuerzo nos dice también que aprendamos a dejar ir nuestro trabajo y fluyamos con el sin tener la mente puesta únicamente en el resultado teniendo en cuenta que siempre nos vemos «forzados» a conseguir aquello que nos mandan o nos mandamos. En el resultado reside el esfuerzo fruto del miedo, en el proceso puede residir el placer de hacer lo que quieras y tengas que hacer.

Aplicar esta ley no es dejar de trabajar, dejar de hacer lo que tengas que hacer y mucho menos hacer menos de lo que realmente deberías y sabes que debes hacer. Aplicar la Ley del mínimo esfuerzo es dejar de obsesionarte con el resultado para disfrutar del proceso. Es sentir y vivir cada paso como el premio que inevitablemente nos llevará a la meta. Es vivir, si te puedes dar cuenta de ello, en la más absoluta abundancia.

Si, se lo que estarás pensando, pero ya te digo que son fruto de tus ancestrales creencias. Yo mismo estoy, como te dije, en pleno proceso de aplicar esta Ley pero mis resultados me dicen que esta Ley, como muchas otras no tiene fallo. Es pura lógica y puro sentido común.

Cuando nos aferramos a un resultado lo hacemos todo proyectados a futuro y normalmente con miedo del pasado por si pudiera ser que el resultado no fuera el esperado. Esto nos hace hacer más y más,  pensando que a más hacer más recibir y lo único que estamos creando es un desequilibrio interno que inevitablemente nos va a llevar a no disfrutar del camino (eso por descontado) y muy probablemente, debido a nuestro estado, a no conseguir aquello que deseamos.

Es más ¿realmente vale la pena obtener un buen resultado a costa de un mal proceso? ¿realmente la abundancia es conseguir cosas e inmediatamente ir a por otras nuevas? ¿cuánto tiempo de nuestras vidas estaremos desperdiciando en los procesos por momentos efímeros de alegría? ¿realmente no vemos el desequilibrio?

Esta Ley te mantiene conectado siempre, con esta Ley disfrutas todo el tiempo ya que con esta Ley lo importante y lo realmente abundante es el «aquí» y «ahora» y no el después camuflado del resultado.

Podrás «trabajar» más horas que nadie en tu proyecto o en mejorar tus servicios pero cuando estás poniendo en práctica la Ley del mínimo esfuerzo estarás en ese mismo instante alcanzando tu verdadero objetivo, el objetivo de ser feliz ya que cuando uno se siente conectado es cuando ofrece lo mejor de sí, es cuando pasan las horas sin esfuerzo y es cuando los resultados, inevitablemente llegan y llegan de la mejor manera.

No estoy hablando de falta de horas de trabajo, ni de falta de dedicación, sino de esfuerzo. De querer hacer más de lo que realmente debes hacer y de hacerlo de una manera forzada para provocar unos resultados que inevitablemente llegarán aplicando esta Ley.

Ahora tú decides. Tú decides si seguir viviendo proyectado a futuro con experiencias del pasado y que esto te haga recorrer toda el camino sin cambiar de marcha, o pasado de revoluciones. O por el contrario,  hacer lo que tengas que hacer, desapegarte del resultado, apreciar lo abundante del proceso y dejar que tu trabajo siga su curso.

Te lo digo por experiencia propia; no es fácil romper con el patrónn y con las creencias del esfuerzo. No es fácil domesticar nuestro cuerpo y nuestra mente leyendo una agradable lectura  a las 10 de la mañana cuando todo el mundo está currando. No es fácil decir a las personas que te rodean que estás cambiando la manera de trabajar. Pero tampoco es entendible pasarse la mitad de nuestra vida persiguiendo fines y no disfrutando de nuestros medios.

Sé que me entiendes y que entenderás que no estoy hablando de ser un holgazán. Abre tu mente y déjate espacio para ponerlo en práctica como yo lo estoy haciendo. Nuestra naturaleza no es trabajar todo el día y como dice mi admirado Sergio Fernández esto de trabajar y esforzarse tanto es un pura invención humana. No hay otro ser vivo en el planeta que lo hago. Como en muchos casos vamos contra natura.

Te iré contando mis resultados pero creía interesante compartir mi experiencia personal como emprendedor contigo aplicando la Ley del mínimo esfuerzo.

LA HERRAMIENTA QUE LO CAMBIA TODO

By Cosnciencia, Desarrollo Profesional No Comments

Te estarás preguntando cual es esa poderosa herramienta con capacidad para cambiarlo todo, tanto en tu mundo interno como en tu mundo externo. Pues bien, es algo que siempre ha estado allí y que de hecho está y estará allí para todo aquel que quiera hacer uso de ello.  La mejor herramienta que puedo recomendarte para ser mejor persona y ser a la vez mejor profesional es LA FORMACIÓN.

Como bien sabrás ya a estas alturas soy un apasionado de la formación, es decir, un cursillista profesional. En los últimos años he ido de aquí para allá formándome sin parar y me están ocurriendo algunas  cosas muy curiosas que quiero compartir contigo hoy si me permites:

La primera y principal es reconocer de primera mano que la sabiduría te hace libre. Ya he repetido hasta la saciedad y seguro que tú me lo habrás leído que estamos ya inmersos en un cambio de modelo bestial a todos los niveles. Estamos metidos de lleno en la era de la información y del conocimiento. Hoy día quien tenga información y conocimiento y sepa cómo ponerlo de la mejor manera posible al servicio de los demás, me aventuro a asegurarle un muy buen futuro.

Al estar de lleno en la era del conocimiento y la información se te acabaron la excusas amigo mío para estar aprendiendo constantemente. Ya no hay excusa ni de tiempo ni de dinero lo cual, dicho sea de paso, jamás deberíamos haberlo aceptado como excusa. Y digo esto porque solo hace falta pasearte por la redes y encontrarás un montón de información muy valiosa sobre aquello que busques y de forma totalmente gratuita. Los grandes lo saben y por eso regalan su conocimiento y su «expertise» sin ningún tipo de miedo. Precisamente esto es lo que les hace grandes al contrario de quien se guarda cosas solo para él con una mentalidad de escasez total Y de esto puedes aprovecharte tu.

También te recomiendo que dejes un 10% anual de tu presupuesto para educación y formación «no gratuita». Si tuviera que hacerte un trazado hacia tu libertad te diría que invirtieras un 5% en aquello que haces (profesión) y otro 5% en aquello que te inquiete (aficiones, desarrollo personal u otra cosa). No te imaginas solo con esta partida presupuestaría tan pequeña los beneficios que puede reportarte a medio/largo plazo.

Y para acabar te invito a que te formes con los mejores. No escatimes. El conocimiento que tienen los que ya han logrado aquello que tu desearías lograr es un conocimiento que no tiene valor, es sencillamente incalculable. Lo que aportan las personas que ya tienen éxito es mucho más que la parte teórica del asunto. Aportan algo fundamental y que tu puedes modelar inteligentemente, su experiencia. Un experiencia que puede propulsar tus resultados si sabes cómo administrarla y una experiencia que puede evitarte transitar por muchos caminos espinosos por donde otros transitaron y que hoy, ellos mismos, te están diciendo como no cometer el mismo error.

Me he recorrido cientos de kilómetros estos últimos años y pienso seguir haciéndolo. Además te lo admito, me he  equivocando en alguna ocasión. Yo soy de los que invierte un pelín más del 10%,  pero si algún pecado debes cometer en tus finanzas (sin ponerlas en peligro como en ocasiones hice yo) es en el área de educación.

¿Sabes el legado que puedes llegar a dejar a tus seres más queridos cuando seas tu mejor versión, tanto profesional como personal? Solo por ello vale treméndamente la alegría formarte.

Vender ¿miedo o diversión?

By Desarrollo Profesional One Comment

Te has parado a pensar en alguna ocasión porque a muchas de las personas que tienen algún producto o servicio que ofrecer al mercado les da miedo vender y en cambio a otras les encanta hacerlo.

Hoy quiero hablarte de algo fundamental para que tu negocio pueda ser un negocio próspero y pueda convertirse en un negocio de largo recorrido: la venta.

La venta, una palabra que crea en la mente humana una «bi-polaridad» curiosa y una dualidad en ocasiones más que divertida.

En realidad la venta no es más que uno de los procesos por los que debe pasar el futuro de nuestra empresa o proyecto. Es una escalón más en el engranaje de idear, construir, desarrollar y vender. El problema surge en muchas ocasiones cuando le damos a la venta un papel más importante del que le corresponde o mejor dicho cuando le atribuimos a la venta el papel del «malo de la película».

Para mí hay una premisa básica que debes tener en cuenta a la hora de ofrecer tus productos o servicios y pedir un valor por ellos y es el siguiente: «vender es servir». Con esta máxima es imposible que tengas miedo a la venta.

Cuando integramos la afirmación de «vender es servir» estamos enviándole un mensaje claro a nuestro subconsciente y es el de que alguien allí a fuera estará encantado de recibir nuestro producto o servicio porque le va a solucionar algún tipo de problema. Bajo esta máxima es imposible pensar otra cosa sobre la venta que no sea positivo.

Si en ocasiones asociamos venta a algo malo o a algún tipo de engaño es porque en nuestro subconsciente hemos ido almacenando creencias y valores que hablaban precisamente no muy bien de la venta.

¿Te resultan familiares  alguna de estas afirmaciones? «Este le quiere vender la moto» o «a ver que me quiere vender este» o «aquí hay gato encerrado». Todas estas afirmaciones y muchas más han sido asociadas a la venta de tal manera que en muchas ocasiones han ido calando en nuestro subconsciente hasta ser convertido por nuestra parte en una verdad. Y de allí el temor o el rechazo a la venta.

La venta nada tiene que ver con el engaño. Repito «vender es servir». El engaño es eso, un engaño. Y engaños hay en todos los ámbitos de la vida y no solo en el ámbito de la venta.

Ten en cuenta que la venta es un intercambio de dos cosas. Por un lado tu ofreces a alguien que lo necesita tu producto o servicio y la otra persona, a cambio, te de otra cosa que es la que tú necesitas. Es más, ten en cuenta que como más valor recibas tu a cambio de tus servicios mejor profesional podrás ser a medida que vaya pasando el tiempo y puedas ir re-invirtiendo parte de tus beneficios en formación.

¿Te imaginas tu casa sin muebles, sin televisor, sin agua o sin cualquier cosa que tú has solicitado para obtener un mayor bienestar y has hecho un intercambio por ello? Alguien te facilito algo   que para ti era de valor y a  cambio tu ofreciste otra cosa llamada dinero. Ten en cuenta, dicho sea de paso, que el dinero, al igual que el resto de cosas de cualquier intercambio es solo energía y como tal la tienes que tratar.

Al dinero le hemos dado un papel capital en nuestra sociedad hasta tal punto que a muchas personas les cuesta vender porque creen (equivocadamente) que le están quitando algo de mucho valor, como es el dinero, a otra persona. El dinero no es ni más ni menos que una de las herramientas que utilizamos para los intercambios de valor. Es algo que entre todos hemos consensuado para poder percibir productos o servicios y pode pagar un valor por ellos.

El dinero, querido lector, tiene dos tipos de valor: uno es el que realmente el mercado dice que vale (real)  y otro es el que nosotros creemos que tiene (subjetivo). El subjetivo es el que tienes que revisar si tiene mucho peso es tu sistema de creencias y valores.

Si estás convencido que tu producto o servicio puede ayudar a alguna persona a solucionar un problema no dudes en poner en valor aquel producto o servicio ya que sin el intercambio de la venta seguramente no lo podrás seguir prestando y entonces la sociedad se perderá algo de mucho valor que tú tienes para ofrecer.

Vender es servir y nunca engañar. Como te dije con anterioridad, engañar es engañar y nada tiene que ver con la venta.

Revisa tu sistema de creencias y de valores si la venta no te gusta o te da miedo. Piensa, busca y encuentra que experiencias negativas has podido tener en algún momento de tu vida con la venta o con cualquier intercambio donde hubiera el dinero metido por en medio. Analiza que ocurrió y porque has configurado esa imagen del dinero o de la venta. Después ponte a pensar totalmente lo contrario. Piensa cuantas cosas  has podido solucionar gracias al intercambio (venta) y gracias al dinero y que sería de nosotros hoy en día sin la venta.

Estamos todo el tiempo vendiendo. Tanto si eres trabajador, como emprendedor, como empresario como si estás en el paro necesitas vender. Venderte a ti mismo, a tus productos o a tus servicios. Incluso en el ambiente menos «mercantilista» estamos vendiendo. Cuando haces un trato con tus hijos estás vendiendo, cuando llegas a un acuerdo con algún amigo estás vendiendo. Solo que aquí no está el dinero por en medio y creemos de esta manera que no estamos engañando a nadie.

¿De verdad algo tan básico como un papel pintado de colores (el dinero) va a hacer que tu producto o servicio no tenga futuro y no se pueden beneficiar de él  otras personas?

Para acabar te repetiré lo que te he repetido ya en varias ocasiones: «vender es servir» y cuanto más vendas a más personas servirás. El dinero es simplemente lo que hemos consensuado entre todos en la sociedad actual para realizar estos intercambios donde la máxima para no sentirse mal vendiendo es el «ganar-ganar» es decir, yo gano y mi cliente gana (win-win)

Ah y desdramatiza la venta. Tanto si recibes un «no» como un «sí» a la hora de vender tu producto es solo parte del juego.